martes, 22 de mayo de 2012

El sentido común o lo que marca la diferencia.


Quizá hubo un tiempo en que, en el trabajo, “colaba” hacer las cosas simplemente bien o medianamente correctas. Podíamos acogernos a la experiencia adquirida y apañárnoslas cumpliendo lo que se suponía debíamos cumplir. Y aún con reservas; rozando si acaso el aprobado.

Y aunque las cosas han cambiado bastante, aún tendemos a funcionar como antes.

Solo es que si parece que las empresas, o algunas, se espabilan en ofrecer servicios adicionales; se esfuerzan por crear vínculos más fuertes con sus clientes; y en definitiva, se afanan por sobrevivir o conseguir la excelencia a través de las emociones y de ahí la fidelización; parece un sin-sentido que como empleados, freelance o directivos, creamos que podemos vivir aún en la quizá cierta mediocridad en la realización de nuestras tareas, o en nuestro día a día.

La costumbre al nuevo lenguaje de los sms, whatsapp y similares, no exime de escribir correctamente y sin faltas de ortografía en los mails u otras redacciones. Estructurando el mensaje, saludando como procede y según la relación con el interlocutor, etc.

Una presentación de proyecto debe ser clara, contundente en los mensajes, y aportar información, además de entretenida y visualmente agradable o simpática a la vista. Quién, Qué, Cómo, Cuando, Dónde, Porqué, … incluir datos económicos; la investigación o las bases por las cuales llegamos a ciertas conclusiones; …

Si nos comprometemos a algo, será mejor que lo cumplamos. Al contrario, haber tomado consciencia de nuestro compromiso antes de mencionarlo. Si decimos “mañana te lo paso”, que sea mañana. Si decimos “quedamos a las 10h.”, que no sean las 11h. Y si acaso surgen imprevistos, avisamos; pero que no se convierta en una costumbre de eso de "sufrir imprevistos"

Cuando no podemos llegar a todo lo queremos, podemos invertir unos simples segundos en explicarnos antes que silenciarnos. “Recibido y por favor disculpa, espero darte una respuesta en breve”.

O cuando no sabemos las respuestas, podemos igualmente dar la cara antes que desaparecer. “Lo siento pero en estos momentos no tengo los datos que pides. No dudes en que haré todo lo que está en mis manos para conseguirlos y mandártelos lo antes posible”.. y entonces hacerlo: todo lo que está en nuestras manos por conseguirlos.

Como tener la gracia de decir no a una propuesta de forma elegante. Como dar las gracias, o mencionar un “lo siento”, enviar un "ánimos", compartir o mandar un simple saludo – alias “me acuerdo de ti y hasta muy pronto”.

O en definitiva, preguntarnos si podríamos, o podemos hacerlo un poco mejor. Está claro que sí, siempre. Hasta dónde queramos llegar… 

viernes, 18 de mayo de 2012

Transformando; empezando por las palabras.


Es la segunda vez que veo el vídeo de los siempre innovadores y entusiastas Cookie Box.

En 90 segundos” resume la filosofía de esta consultoría empresarial estratégica que usa herramientas como el cómic, el cine, vídeojuegos, y en definitiva el Arts Management, o transmedia (fusión de tecnología + arte + Management), para contar historias y aportar soluciones a las organizaciones (y a las personas que las integran).

Y como en aquello de usar una frase como “Todo irá bien” en lugar del catastrofismo  implícito en un “Que no cunda el pánico”; como lo de ver “el vaso medio lleno”, o “medio vacío”. O como lo de sustituir del lenguaje un “Voy a intentarlo”, por un “Voy a hacerlo”; en su vídeo invitan a convertir lo que nos pudiera parecer necesitamos, por lo que creen realmente queremos.


Lo hacen transformando los mensajes a los que solemos estar acostumbrados en el ámbito laboral. Así, los “Recursos Humanos” se re-bautizan como “Relaciones entre personas”; los “Modelos teóricos” se sustituyen por las “Herramientas de acción”; a los “Eventos de Formación” se les pasa a llamar “Transformar experiencias”; las “Buenas Ideas” se convierten en “Innovación efectiva”; …

Una vez oí hablar de la importancia de las palabras, escritas y pronunciadas. Y de cómo el subconsciente nos traiciona infinidad de veces. Pero también de cómo se trata de un aprendizaje y ejercicio consciente cambiar, por ejemplo, del No al

Conservamos la capacidad de aprender, sí?
Entonces, podemos empezar a transformar, sí?
Empezando por las palabras, sí?

Ref.
Cookie Box, mayo 2012. 

lunes, 14 de mayo de 2012

Menos quejarse y más formarse.

Sábado noche y cena de amigos; la omnipresente crisis entra en acción para generar debate una vez más y de paso vislumbrar divergencias.

Termino de leer un par de artículos relacionados con la actitud ante ésta, “La Crisis”, y me quedo con una frase:

"No es bueno trabajar con gente cabreada."
Tiene razón, cabrearse duplica el trabajo.

Cómo no cabrearnos? Llevamos ya cuanto con la dichosa crisis? Primero no sabíamos ni qué significaba; luego creímos que sería pasajero; más tarde que iba para largo y era francamente serio; y así, con el cuento, al menos 4 años que terminan por minar los ánimos de cualquiera y generar un estado de colectiva depresión.

Y de ahí a la evasión. No queremos escuchar ya más noticias al respeto. Deambulamos atónitos esperando un milagro.

Un estudio acerca de los despertares de portugueses y españoles concluye que si bien los primeros ya se han adaptado a sobrellevar la crisis, afrontándola con una mirada objetiva y realista, adoptando conductas pragmáticas y funcionales; los españoles muestran una tendencia al ahorro y reducción en el consumo, pero tienen un comportamiento más evasivo de la realidad, manteniendo rituales hedonistas en las rutinas cotidianas. A lo mejor, pensar que podemos seguir disfrutando igual que antes, nos sirve, pero sólo momentáneamente… “eso” sigue ahí… hasta que lo entendamos y decidamos “ponernos las pilas”. 

Algunos medios y voces se levantan para mostrarnos cierto positivismo, dando ejemplos de éxito, y animando al cambio hacia una actitud positiva. Más aún demasiado tímidos, como para no “molestar” a las masas que sufren hipotecas, paros y demás historias. Su pura y sencilla realidad.

Quizá en lugar de eso, de restregarles ante sus narices cómo “algunos pueden (y tú no)”, sería más conveniente explicar que eso de agarrarse a la silla ya no vale. Que el cambio debería provenir de cada individuo, y en cualquier caso, como parte de la responsabilidad social, deberíamos apostar por la formación. Empezando por las pequeñas cosas… por ejemplo, aprender (o re-aprender) a gestionar la economía doméstica. Quizá. 

Ref.