jueves, 10 de enero de 2013

Volver a empezar. Me ofrezco para…


De acuerdo, las cosas están fatal.

Nunca lo he negado, pero me resistía quizá a aceptar que “estando las cosas fatal”, no pudiéramos salvarnos de la coyuntura, a base de (he escrito durante meses atrás):

Y al final resulta que hasta el discurso más positivo, puede sucumbir a una realidad social francamente desesperante. Si hasta ahora era un “hay que trabajar el triple para conseguir lo mismo o menos”; “hay propuestas, proyectos, pero cómo cuesta que se concreten, confirmen, y realicen”; parece que ahora ya es “está todo muy, pero que muy parado”.  Y además, hasta cuanto?

El panorama parece tan trágico que hasta sé de empresas – empresarios – trabajadores a quienes les da cierto apuro decir que las cosas les van bien. A algunos más temprano, a otros más tarde, pero ya no creo que quede nadie en la faz del país dónde vivimos a quien no le haya tocado directamente o de muy cerca las consecuencias de una crisis que ya perdió su sentido, se olvidó de sus inicios, no encuentra salida alguna y que torna permanente.

Que uno puede revelarse y luchar desde la humildad de aportar un granito de arena a la supuesta luz que existe al final del túnel; pero tampoco vayamos de superhéroes…  es más, aceptemos que la luz es la que hay en el túnel y punto. Aprendamos a vivir con ello. Y por cierto, seamos conscientes que todos estamos en el mismo barco y no podemos sino más que colaborar, ayudarnos entre todos.

La no casualidad me ha llevado hace un par de días a recibir un mensaje:

"Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido.
Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma."

Y de aquí, venga! Nuevas opciones positivistas o reactivas: Volver a empezar. Ya no sirve recuperar. Aprendamos de lo que hemos hecho pero seamos conscientes que ahora las antiguas fórmulas no funcionan y hay que crear nuevas oportunidades. En cualquier caso, y en definitiva, por mi parte me propongo concretar las acciones en un mix entre lo que ya pensaba y pienso (y he escrito – lista de más arriba), y esas nuevas  oportunidades.
  1. Propuestas proactivas. Que alguien no me muestre que me necesita o le podría ser útil no significa que no me necesite o le puedo ser útil. Es más, qué pierdo? Te hago una propuesta e incluso empiezo ayudándote por amor al arte. En el peor de los casos es una inversión.
  2. Diversificación del presupuesto personal o familiar; es decir, no contar con una sola vía de ingreso y combinar varias de ellas. Estrujarse el cerebro. Me ofrezco para... aportar contenidos y escribir en blogs o crear páginas web; Acompañar nuevas iniciativas empresariales; Organizar eventos personales; Y hasta el proyecto de manualidades y sesiones chill out de creatividad está en marcha.
  3. Ayuda colaborativa; ya antes de verano me ofrecí a los centros cívicos para hacer cursos de contabilidad familiar; control de los ingresos y gastos, cómo y por dónde ahorrar, y cómo y en qué invertir… insistiré en el tema; me parece una necesidad social patente en la que siento puedo ayudar.


Y sobretodo, mente abierta, reacción y volver a empezar

Que parece que al final, aún sí queda discurso optimista. O será que estamos fatal?! … ;) *

*Que me quiten lo bailao.